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Discurso del Rector, Manuel López, en el acto de apertura del curso académico

“Iniciamos hoy un curso singular, los primeros graduados de acuerdo con la Convergencia del Espacio Europeo de Educación Superior acaban de finalizar sus estudios en el curso anterior. Ya disponemos de Graduados en Ciencias Ambientales, Periodismo y Psicología, los primeros titulados de esta materia en la Universidad de Zaragoza, pero también en Bellas Artes, Enfermería, Fisioterapia, Filosofía, Información y Documentación, Ingeniería de Diseño Industrial, Terapia Ocupacional y Trabajo Social.  Nuestra Universidad ha seguido manteniendo su posición general en el ranking de Shangai y está entre las 75 universidades del mundo en Química y en este año se cumplen 40 de la presencia de la Universidad de Zaragoza en Huesca y Teruel.  Seguimos profundizando en la crisis de financiación de la Universidad apareciendo un nuevo y acuciante problema, la política de retraso en los pagos de nuestra Comunidad Autónoma desde el ejercicio de 2011, lo que nos conduce a unas graves dificultades de tesorería que harán, sin duda, si no se subsanan las deudas pendientes, que incumplamos nuestros compromisos de pago, entre otros posibles problemas.  Las tensiones de tesorería se han convertido en el problema más inmediato, agravado en 2012 por la prórroga de un modelo de financiación que no cubre los gastos corrientes y por el retraso en los pagos del Gobierno de Aragón que hasta 2011, no alcanzaban la demora que presentan actualmente.  Pero afrontamos este curso con preocupación, claro, pero también con decisión y esperanza. La decisión para afrontar las graves dificultades que se nos avecinan, y esperanza convencidos de que la Universidad de Zaragoza saldrá reforzada en su misión y gestión como consecuencia de esta crisis económica.  Permítanme que al referirme al próximo curso dedique una especial atención a una cuestión que me preocupa crecientemente. Deriva de una reflexión colectiva que está en mente y conciencia de todos, que se hace en relación con la crisis económica y el desempleo asociado a la misma, pero que despertó mi profunda preocupación a la luz de un artículo publicado este verano en Der Spiegel Internacional, titulado “Troust no over 30” que podríamos traducir como “Sin perspectivas por encima de los 30”, referido por supuesto a 30 años.   El artículo insiste en que el desempleo en Europa afecta de una manera muy relevante a la juventud europea. Poco hay que insistir en que este grave problema europeo adquiere una dimensión extraordinaria en España, y que, sin situarlo en ninguna franja de edad específica, señalaré como el grave problema social y laboral que tiene la juventud española en esta segunda década del siglo XXI.   Basta decir que según la encuesta de población activa publicada en el segundo semestre de este año, la tasa de paro juvenil, es decir, entre los 18 y los 25 años, era de más del 53% de la población activa. En total, 957.500 parados menores de 25 años. España es el país de la Unión Europea con mayor tasa de paro juvenil junto con Grecia, además, el 64% piensan que están dispuestos a marcharse del país para buscar trabajo.   Aunque el problema es general de toda la juventud, les pido comprensión para que hoy me sitúe particularmente en la juventud española con formación superior, formación de nivel terciario, es decir, postsecundario, procedente de uno u otro sistema formativo, universitario o no, público o privado.   Creo que todos coincidiremos en admitir con pocos matices que nos encontramos ante la juventud mejor preparada de nuestra historia, con mayores conocimientos, con mejores habilidades, que esta juventud se encuentra en la España tecnológicamente más desarrollada que nunca ha existido y que sin embargo todo esto sucede con la mayor tasa de desempleo juvenil y de desempleo en el sector de población con cualificación terciaria de toda la eurozona.  Muchos de estos jóvenes, los últimos datos hablan de 350.000, y me temo que seguirán aumentando mes a mes, han decidido buscar su futuro profesional fuera de España, preferentemente en países europeos y si no en cualquier parte del mundo, mayoritariamente son ingenieros, enfermeros y fisioterapeutas.  He dicho muchas veces en público y quiero insistir aquí en que hacen bien. Desde el punto de vista del desarrollo personal y también como españoles, buscar la mejor formación profesional posible es bueno para todos; “ya volveréis, ya tendréis posibilidad de volver” les acabo diciendo.   Mi temor creciente, mi preocupación que motiva estas palabras es el cuestionarme si esto es un deseo o una realidad, el cuestionarme cuando tendremos una realidad de actividad económica que cree necesidades de titulados superiores con formación especializada para atender a las necesidades de estos jóvenes.  No se me oculta que algunos pensarán al hilo de mi reflexión que el problema es que sobran universitarios. No quiero entrar en cuestiones estadísticas, pero esto no es así; la cualificación universitaria en España está en la zona media de la OCDE y de los datos europeos. Las previsiones europeas sobre la demanda de formación terciaria son de una necesidad creciente de esta formación en las próximas décadas.   El sector de cualificación en el que España supera la zona media de la OCDE y Europa es en la formación secundaria que no ha cursado ninguna formación postsecundaria obligatoria. Dicho para que todos entiendan, los que han cursado enseñanza obligatoria y gratuita, y nada más. La cualificación deficitaria es la de formación profesional de ciclo superior, es decir, el déficit educativo español lo tenemos en la formación profesional.   El problema del empleo en los jóvenes con formación especializada, con formación terciaria es un problema de falta de empleo cualificado, es un problema de nuestro sistema productivo, no formativo. El problema de nuestro sistema formativo es modificar la estructura de la cualificación de la población, consiguiendo más formación profesional de ciclo superior a partir de la población que sólo consigue la enseñanza de la Educación Secundaria Obligatoria.  Esta es mi preocupación que simplemente es ver el problema social y de empleo en una juventud bien formada. Y me cuestiono si nuestra sociedad, ciudadanos, empresarios y sistema político, somos conscientes de esta realidad. Es algo más que un problema económico, es el futuro de muchas generaciones de españoles.   Leí hace poco un artículo sobre la realidad económica relacionado con dos símiles agrarios, algo que sigue estando en nuestro fondo cultural; el símil era podar y sembrar. Estamos en una actitud social y económica de podar. Podar es bueno; si se hace bien, fortalece al árbol ya maduro. Le da fortaleza. La cuestión es si estamos también sembrando. ¿Cómo puede existir cosecha en el futuro sin siembra en el presente?.  Sembrar calidad en la formación, sembrar innovación tecnológica, sembrar fomento del empleo, sembrar para cosechar tejido productivo especializado. No hacerlo es ser cortoplacista. Quizás en estos años pasados nuestra sociedad no ha sabido mirar al futuro. Quizás los ciudadanos, los empresarios, los universitarios y también la clase política tenemos que saber pensar en décadas en vez de unos pocos años o, a veces, unos pocos meses.  Pero como decía antes, ante esta preocupación respondemos con decisión y esperanza. Nosotros seguiremos haciendo nuestro trabajo, formar jóvenes con la mayor calidad posible dentro de los recursos disponibles. Seguiremos mirando al futuro construyendo una Universidad que mejore en sus posiciones a nivel internacional, creyendo en el papel de una universidad pública que sí tiene algo que decir a los jóvenes.  Decirles con claridad que la formación es un bien precioso del que dispondrán en España y en cualquier parte del mundo. Seguiremos haciendo la mejor investigación con los medios que dispongamos, mejorando la internacionalización y sabiendo que el futuro se hace mirando a Europa y al mundo.  En definitiva, convencidos de que antes o después por la dinámica de nuestra sociedad, que ha demostrado saber salir de situaciones más difíciles que ésta, convencidos de que la cohesión social que tenemos supera cualquier pasado, deficiencia o equivocaciones, sabiendo que antes o después con un camino u otros todos sabremos construir nuestro futuro.  Queridos compañeros universitarios, autoridades, señoras y señores, pero sobre todo, queridos jóvenes, el futuro sigue siendo vuestro".

 
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