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Las águilas Harris consiguen reducir la población de estorninos en Huesca

Guara, Danzante y Sertorio. Así se llaman las tres águilas Harris que, desde el mes de septiembre, han hecho del parque Miguel Servet su hogar. Su cometido, ahuyentar a los estorninos que eligen el arbolado de este espacio como dormidero. Y parece que los resultados están dando sus frutos. Si en el mes de septiembre se contabilizaron unos 10.000 estorninos en la ciudad de Huesca, este martes el conteo fue de unos 8.500, frente a los 30.000 que podía haber otros años por estas mismas fechas.  Su trabajo comienza alrededor de las 17.00 horas cuando empieza a caer la noche. Es el momento en el que los estorninos buscan en los árboles de la ciudad un refugio para dormir. Es el momento en el que los cuidadores de las águilas, Guillermo y Antonio, les preparan para realizar vuelos cortos por el parque, que acompañan de sonidos grabados de aves rapaces y de cohetes.  Los estorninos vigías detectan la presencia de las águilas y avisan al resto de que ése no es un buen lugar para hacer noche, trasladándose a otra zona de la ciudad. El siguiente paso es la poda de los árboles, que desde hace varias semanas se está llevando a cabo en Huesca, con el objetivo de evitar que los pájaros encuentren nuevos dormideros, y acaben por marcharse. Ésta es la primera vez que la empresa Ambien trabaja con águilas Harris en Huesca como método para ahuyentar a los estorninos. Una medida disuasoria que está funcionando, junto al uso de bengalas, cohetes o antorchas, además de los ultrasonidos y reclamos de rapaces. El Ayuntamiento de Huesca destina para este fin unos 50.000 euros al año.    

 
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