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La sequía y el nulo avance de Biscarrués, claves agrarias del año que termina

La sequía ha sido la principal protagonista de este año que finaliza en el mundo del campo. La agricultura y la ganadería se han visto seriamente afectadas por un invierno pasado, una primavera y un verano extremadamente secos, que dejaron los embalses de la provincia de Huesca prácticamente vacíos. Sin llegar a una situación tan preocupante como en 2005, bien es cierto que las cosechas han sufrido los efectos de una importante falta de agua. Un año más no se ha producido ningún avance sobre Biscarrués.

Debido a la sequía, los agricultores debieron replantear sus siembras, y apostar por otro tipo de cultivos. Extensas zonas de los Monegros se quedaron prácticamente sin cosecha, y en otras la disminución en el número de toneladas por hectárea ha sido evidente. Una situación lamentable, teniendo en cuenta que éste podría haber sido un buen año, ya que los precios del cereal eran muy buenos, y los agricultores no se pudieron aprovechar de esta situación.

La sequía también afectó al ganado, puesto que la escasez de pastos en los montes, provocó que los ganaderos debieran comprar el alimento.

Tras este año de sequía, llegaron fuertes lluvias en el otoño, al final de octubre. Unas lluvias que llenaron embalses, pero que dificultaron y retrasaron las labores de la siembra y causaron graves daños, principalmente, en la comarca de la Jacetania, donde se desbordó el río Aragón, a su paso por localidades y campos de labor.

Otra de las cuestiones que ha marcado el año en el sector del campo y el regadío, ha sido la decisión del Ministerio de Agricultura de priorizar la construcción de la Balsa de Almudévar, antes que el embalse de Biscarrués. A pesar de que el ministro Arias Cañete aseguró que antes de final de año se licitaría este controvertido pantano, la realidad es que en las últimas fechas se ha conocido esta decisión que tampoco contenta a nadie. Agricultores y organizaciones empresariales agrarias no entienden este cambio de prioridades, ya que afirman que la balsa de Almudévar no tiene sentido sin la construcción previa de Biscarrués, desde donde se derivaría el agua, que se regulase del río Gállego. 25 años después, y tras haber cedido en las pretensiones de construir un embalse de 192 hectómetros por otro de tan sólo 35, los agricultores y regantes de la Hoya y, sobre todo de Monegros, ven cómo se siguen incumpliendo las promesas que se han ido haciendo año tras año.

Lejos de reconsiderar su postura, la pasada semana, el Ministerio de Agricultura sacaba a licitación la redacción del proyecto de la denominada Balsa de Almudévar, que tendrá casi 170 hectómetros cúbicos de capacidad. Una noticia que satisfacía a Riegos del Alto Aragón, y que preocupa a los sindicatos agrarios que dudan que tras Almudévar se construya Biscarrués.

 
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