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Los bosques aragoneses se tiñen de colores otoñales

El apacible clima otoñal invita a disfrutar de la naturaleza, salir a caminar, observar la fauna silvestre (antes de que se resguarde del invierno) y recolectar setas o arándanos que en algunas zonas crecen por doquier. Los bosques del Pirineo, Prepirineo, Sistema Ibérico o los Montes Universales se transforman en una paleta de artista que combina ocres, amarillos, verdes y marrones. Las montañas de Aragón, visten sus mejores galas con excepcionales paisajes multicolores y brindan una oportunidad preciosa para conocer rincones.

El Valle de Ansó, excavado por el río Veral, está poblado por un impresionante bosque que en otoño hace las delicias de sus paseantes. Un sendero, a unos ocho kilómetros de la población en dirección a Zuriza, indicado como “Sendero Ornitológico”, permite recorrer parte de sus bosques, siguiendo el curso del río y disfrutar de unas esplendidas vistas. En el Valle de Echo, a dos kilómetros al norte de Siresa, por una pista desde la Renclusa, se accede al hayedo de Valdespetal con bonitas vistas al macizo de Peñaforca.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido esconde rincones increíbles como el Bosque de las Hayas en el Valle de Ordesa. Desde Nerín, en el acceso al Cañón de Añisclo, se llega a Mondoto a travésde un bosquecillo con encanto. No muy lejos, el valle de Bujaruelo invita a pasear entre bosques multicolor. La Sierra de Guara, también brilla en esta estación, en concreto, el recorrido llano y circular que parte desde la presa de Vadiello, las ermitas de San Cosme y San Damián y que acaba en el Huevo de San Cosme. Presenta un precioso bosque mediterráneo de coscoja, encina, roble y carrasca.

En el valle ribagorzano de Benasque se encuentran, entre montañas de gran belleza, multitud de rincones naturales como el sendero que atraviesa el bosque desde Cerler a Ardonés, con especies como el serval, el fresno, el abedul…

En la provincia de Zaragoza, el Moncayo, en estas fechas, deslumbra por el color que desprenden sus hayedos. Un lugar especial es también, el bosque de hayas de La Artica de Luesia, selva fresca y lluviosa con atractivo mágico, próxima a la sierra de Santo Domingo. Y, en el Valle del Ebro, los sauces, tamarices, fresnos, álamos y chopos pueblan los bosques de ribera desde Novillas hasta Fayón, con lugares protegidos como la Reserva Natural de los Sotos y Galachos del Ebro.

En la provincia de Teruel, el colorido de los chopos destaca en los recorridos de las riberas de los ríos Turia o Alfambra; una ruta que va desde Teruel hasta el embalse del Arquillo de San Blas. Se trata de un magnífico ejemplo de su riqueza natural. Ocultos en el conocido paraje natural de los “Pinares de rodeno”, en la Sierra de Albarracín, chopos, álamos y endrinos ponen su toque dorado al intenso verde que les rodea.

 
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