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Las nabatas volvían a tomar el río Gállego

La actividad de descenso de las nabatas se celebraba este domingo y comenzaba con una explicación del proceso de construcción de estas barcas hechas con troncos tras la cual se guardó un emotivo minuto de silencio por los nabateros fallecidos José Pallaruelo de Sobrarbe y Miguel Posa de la Galliguera.

Primero salió la nabata de dos trampos con 6 nabateros, 3 chicos de la Galliguera Martín Ortas de Biscarrués; Roque Posa de Santa Eulalia de Gallego, Enrique de los Nabateros de Hecho y dos chicas Estefania Ortas de Biscarrués y Alba de los Nabateros del Sobrarbe y después la de tres trampos con 8 nabateros y una nabatera de la Galliguera.

Ha sido un descenso limpio y rápido facilitado por el abundante caudal que ha hecho que los movimientos fueran a la vez más precisos para anticipar los peligros. Ha habido muchos aplausos del numeroso público asistente cuando han pasado con una diferencia de diez minutos por el puente de Murillo de Gállego. La luz iluminaba el río que estaba radiante y la llegada ha sido muy emocionante. Los rápidos tenían elevadas olas que hacían el descenso muy interesante. Los nabateros se han empleado a fondo para tener un resultado muy vistoso.

Los pasos más difíciles han sido debajo del puente de Murillo y el paso de la Lavadora en Santa Eulalia. Las nabatas han bajado acompañadas del Club Murillo Kayak, chavales de la zona que están aprendiendo a navegar en las aguas bravas del río Gállego. A la llegada el momento más emocionante fue el homenaje a Miguel Posa en el que se entrego a su mujer e hijos un ramo, una placa y se leyó un escrito.

A continuación el día finalizó en Biscarrués con una comida de hermandad de más de 150 personas.

Esta tradición de las nabatas se ha declarado bien de interés cultural inmaterial y se está consolidando como un importante atractivo cultural y turístico en la comarca de la Hoya de Huesca. El descenso se realizaba por el río Gállego, el Flumen Gallorum, un río que ha sido históricamente una senda de agua para almadías o nabatas.

Durante siglos los nabateros o almadieros de La Galliguera transportaron madera por el río llevándola, desde los bosques del Pirineo y San Juan de la Peña, a los pueblos y ciudades del llano, donde se vendía para la construcción de casas, o incluso hasta el mar, por el Ebro, para hacer barcos.

Con el agua del deshielo se bajaban los troncos, atándolos y formando unas plataformas llamadas almadías o nabatas, que eran dirigidas por los almadieros con largos remos. Dejaron de navegar por el Gállego en la primera década del siglo XX, tanto por la construcción del Embalse de La Peña como por la llegada del ferrocarril, que permitía un transporte más rápido y cómodo.

Las nabatas se han recuperado casi un siglo después y ahora su finalidad es luchar contra la construcción del pantano de Biscarrués.

 
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