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Más de 200 peregrinos y miles de oscenses muestran su fervor al Santo Cristo

Como cada 12 de septiembre, la capital oscense vive la festividad del Santo Cristo de los Milagros, una de las celebraciones más importantes del año religioso en Huesca. Desde las 8 de la mañana, cuando han llegado los romeros, hasta el final de la misa de las 8 de la tarde, miles de fieles y devotos visitan esta imagen, que preside en este día el altar mayor de la Catedral.

A las 8 menos cuarto de la mañana llegaban los peregrinos a la plaza de la Universidad. Más de 200, que habían pasado varias horas de la noche o de la madrugada caminando hasta Huesca. Procedían de numerosos pueblos de la Hoya de Huesca o de los Monegros. En concreto, 21 llegaban desde Banastás, 18 de Sangarrén, 17 de Vicién, 16 de Almudévar, 12 de Chimillas, y otros tantos de Igriés… Eran grupos numerosos de todos los pueblos. Los más alejados eran Lalueza o Lanaja, cuyos vecinos caminaban 6 o 7 horas a lo largo de la noche para llegar a Huesca a la hora prevista.

En la misa de las 8 de la mañana, presidida por el Obispo Julián Ruiz se sacaba de su camarín la imagen del Santo Cristo. A partir de ese momento, la presencia de fieles en la Catedral, en las misas de las 9:30, 10:30, 12, 18 o 20 horas, era constante. La devoción, como explicaba el prior de la Cofradía del Santo Cristo, Andrés Pintado, es enorme.

Y es que, a excepción de la última misa, al acabar todas las celebraciones del día, los fieles podían pasar por el manto del Santo Cristo cuantos objetos personales quieran, como estampas, postales, llaves, fotos…

La Asociación de Vecinos del Casco Viejo, que también vive esta fiesta intensamente, ofrecía a todos los presentes, chocolate a la salida de misa de 8 de la mañana, y al término de la última misa del día repartía melocotón con vino.

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