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El empoderamiento y la ruptura con los roles tradicionales claves para el desarrollo de la mujeres rurales

El Centro de Congresos de Barbastro ha acogido la Jornada “Día Internacional de la Mujer Rural”, en el que se ha hecho hincapié el presente y futuro de las Mujeres en el Desarrollo Rural. La Jornada, organizada por la Red Aragonesa de Desarrollo Rural y la Universidad de Zaragoza, con la colaboración de la Diputación Provincial de Huesca, ha atraído a más de 450 personas entre inscritas y escolares a la ciudad del Vero.

Ante un público mayoritariamente femenino, la primera en tomar la palabra fue Lourdes Arruebo, presidenta de la Red Aragonesa de Desarrollo Rural y vicepresidenta de la Diputación Provincial de Huesca, que reivindicó el papel protagonista del día, la mujer rural: "las mujeres fuimos durante mucho tiempo como la cara oculta de la luna: una porción imprescindible para la buena marcha del universo, pero invisible".

Siguió a Arruebo Luisa María Frutos Mejías, catedrática de Geografía de la Universidad de Zaragoza, que subrayó una de las primeras tareas a llevar a cabo desde el ámbito académico: “visibilizar el papel fundamental de las mujeres en el entorno rural así como los problemas a los que éstas se enfrentaban allí". En cuanto al significado del Día Internacional de la Mujer Rural –al que la Jornada se adelantó un día, pues es el 15 de octubre-, Luisa María señaló que "los movimientos feministas que se han ido consolidando a lo largo del siglo XX han luchado por conseguir la igualdad entre los géneros en materia jurídica y laboral, el empoderamiento de las mujeres y su capacidad para tomar decisiones sobre su vida y adscripción sexual". Continuó la profesora disertando en torno a cómo Naciones Unidas trabajó en la desigualdad de género. Sin embargo, en la IV Conferencia de Beijing, en 1995, se puso de manifiesto cómo las problemáticas de las mujeres urbanas y de primer mundo soslayaron la situación de otros grupos de mujeres minoritarios, entre ellos las del mundo rural.

Puso fin a los discursos institucionales el alcalde de Barbastro y presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Antonio Cosculluela, que rescató las múltiples labores asumidas por las mujeres: la doble jornada laboral, dentro y fuera del hogar, con el precio que tuvo: "poco tiempo quedó para el desarrollo personal y eso hizo que el mundo rural fuese poco atractivo para las mujeres. De ahí las masculinización de la sociedad rural que aboca a los pueblos a desaparecer", sentenció.

Presenta el ciclo de conferencias María Luz Hernández Navarro, Profesora del Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza, que recuerda cómo "hasta la década de los 70 del siglo pasado, la llamada 'cuestión de género' era prácticamente ignorada en las políticas ligadas al desarrollo”. Vincula esta invisibilidad “al mantenimiento de los roles que tradicionalmente han ejercido las mujeres, ligados al entorno doméstico y cuya vigencia no se cuestionaba".

Continúa la mesa de conferencias con Milagros Alario Trigueros, Profesora de Análisis Geográfico Regional y perteneciente a la Cátedra de Género de la Universidad de Valladolid. La docente castellano leonesa centra su charla en torno al turismo rural en Castilla y León, tratando de resolver algunas dudas sobre cómo estas experiencias empresariales han incidido en las vidas de las mujeres: ¿han servido para mejorar sus vidas? “Si 11 de cada 100 días están ocupadas esas plazas del turismo rural, ¿se puede vivir de forma independiente con los ingresos que de ello se derivan?”. En este sentido, Alario subrayó que en torno a este negocio existe el concepto de que toda fuente de ingresos generado por mujeres va asociado a la complementariedad y, por tanto, carecen del reconocimiento social que debería porque “no hay mayor empoderamiento que ser capaz de gestionar tu propia vida”.

Lo más positivo de la experiencia, según Alario, es que “sí ha permitido a las mujeres cierto empoderamiento, entender que su trabajo tiene un valor; trajo consigo empleos y rentas, así como ayudó a valorar el patrimonio y situar en el mapa los pueblos y asociarlos con calidad de vida”. Sin embargo, recalcó que este modelo contribuye a la consolidación del modelo patriarcal y al mantenimiento de los roles de género “porque está basado en una idea que entiende las labores de cuidado y si hay que cocinar, fregar, limpiar, cuidar a niños y mayores, es un trabajo de mujeres. Por lo tanto, se presupone que todas las mujeres venimos de fábrica sabiendo hacer eso. Y, lo que es más grave: no se pone en duda que para una mujer siempre es o debería ser prioridad cuidar de la familia”.

 
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