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Huesca celebra San Vicente

Este jueves se celebra la festividad de San Vicente, patrón, junto con San Lorenzo, de la ciudad de Huesca. Con este motivo, se celebraba la misa solemne en su honor. Este año, en la rotación que se realiza cada dos años, la eucaristía tenía lugar en la iglesia de San Vicente el Real, en La Compañía, con la presencia del cabildo catedralicio y la corporación municipal. La coral de Santo Domingo ponía la música y, junto a decenas de oscenses fieles a la tradición religiosa, también asistían las mairalesas de la ciudad.

Como cada año, al finalizar la eucaristía se cumplía la tradición de reparto de naranjas, un fruto que simboliza la relación del Santo con la Comunidad Valenciana, lugar donde se sitúa su martirio.

Además, se desarrollaban las visitas guiadas a los lugares vicentinos de la ciudad y, por la tarde, el Palacio de Congresos acoge la XXIII Muestra de Danza y Folclore Ciudad de Huesca. Proyección de cortos en el Bendita Ruina o la película “Sueño de invierno” en el Olimpia cierran la jornada festiva.

Pero el Ayuntamiento de Huesca ha diseñado un programa de actos que no termina este día 22.

Dentro de las actividades de San Vicente, el fin de semana se celebrará la final del Certamen Nacional de Jota Ciudad de Huesca, la ruta vicentina teatralizada y numerosas actividades deportivas como el III Torneo de Ultimate, el Xtrem Oscanicross, la I Jornada de Deporte Solidario, el Memorial de Cross Internacional Jesús Luis Alós o el Trial de San Vicente.

Todo ello sin olvidar la música y actuaciones culturales como la danza de La Mov y su “Cenicienta”, el concierto de Lucca este viernes, de la Huesca Big Band el domingo o ya, a final de mes, de Martirio y de la Banda de Música de Huesca. El presupuesto para estas actividades es de 30.600 euros.

Tradición

La ciudad de Huesca está unida desde la época medieval a San Vicente, que murió el 22 de enero del año 304, durante la última persecución de los romanos contra los cristianos. Fue detenido en Zaragoza, junto al obispo San Valero y fue trasladado a Valencia, donde fue martirizado. Una vez muerto, fue arrojado al mar con una rueda de molino atada para hacer desaparecer sus restos, pero su cuerpo regresó a la playa, por eso se le representa con una rueda de molino.

Desde el siglo XIII, San Vicente tiene dedicadas dos iglesias en Huesca, llamadas para distinguirlas, el Alto y el Bajo. Las tradiciones oscenses sitúan la casa de sus padres, Eutiquio y Enola, y el nacimiento del mártir en San Vicente el Bajo; y en San Vicente el Alto la casa de Agreso, su abuelo. En la actualidad, esta festividad religiosa se celebra, alternativamente, cada 22 de enero, en una de las dos iglesias.

 
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