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En qué gasta mi dinero la Diputación

Salvador Ariste Latre

Sariñena, mi municipio recibe del gobierno central un Fondo denominado “Participación de los tributos del Estado” a razón de 175 euros por habitante y año. En total unos 750.000 euros anuales que ayudan a mantener los servicios. Por otro lado, la Diputación de Huesca (DPH) también recibe de ese Fondo por cuenta de Sariñena más que mi propio ayuntamiento, un millón de euros anuales.

Hay quien cree que las diputaciones reinvierten todo ese dinero en los pueblos a través de las subvenciones. No es mi caso. En los últimos cuatro años la DPH ha invertido en mi municipio menos de un millón de euros, sin que yo sepa exactamente qué ha hecho con los otros tres millones que también nos correspondían.

No espero respuestas, porque son complicadas política y técnicamente. Me conformaría con que cambiaran las cosas para mí y para el resto de pueblos y que, en vez de hacer tantos planes de subvenciones y dedicar veinticinco millones a gastos propios, el dinero de la DPH llegara a mi ayuntamiento como llega a las grandes ciudades, sin intermediarios, libres de comisiones y sin gastos de gestión.

La gente exige eficiencia al dinero público, así que hay que replantearse si un ayuntamiento que tiene que prestar servicios básicos a su ciudadanos como el agua potable, alcantarillado, alumbrado público, jardines, pavimentación de calles, cultura, etc. debe estar mendigando subvenciones a las diputaciones como si éstas fueran “madres responsables” y los municipios “hijos derrochadores”.

Un ayuntamiento como el mío no puede tramitar hasta veinte subvenciones de diferentes planes provinciales y autonómicos con un coste burocrático e inútil que puede alcanzar los veinte mil euros. Es como si una familia tuviera que echar una instancia para comprar en el supermercado con su propio dinero. Sobran convocatorias para darle a mi ayuntamiento dinero que sale de mi bolsillo y del de mis paisanos y cuya finalidad es que podamos vivir en los pueblos dignamente.

Para ser claros, ahora la diputación recibe 240 euros por mí y le pasa a mi ayuntamiento 50, pues yo creo que la cosa debería ser justo al revés y que mis necesidades en materia de baches en el pavimento, hierbas en los jardines públicos, deudas sin pagar, calles sin luz, plazas sin asfaltar, centros culturales sin actividades, instalaciones deterioradas, niños sin parques o abuelos sin residencia me los resuelva mi alcalde, le haya votado o no, se lleve bien o se lleve mal con el diputado provincial de turno. Y que el diputado provincial de turno se dedique a cosas supramunicipales como los servicios técnicos, la recaudación, el asesoramiento o las carreteras provinciales.

 
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