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Sobre el cierre del Acuartelamiento Sancho Ramírez

Grupo Municipal de Cambiar Huesca

Imagínense la escena:

Madrid, una hora cualquiera de la mañana del 29 de enero. Ministerio de Defensa, despacho del Ministro.

La luz de una gran ventana con vistas al Paseo de la Castellana ilumina la estancia. Una mesa enorme, de caoba, y un aparador de la misma madera ocupan el centro del espacio. Sobre el aparador, unas reproducciones a escala de los últimos aviones y tanques adquiridos en el marco del programa de modernización del Ejército y que ha supuesto más de 30.000 millones de euros, sin que se sepa muy bien para qué.

En la mesa, sentado, el señor ministro, está firmando alguno de los 32 contratos que ha suscrito el Ministerio con su antigua empresa, Instalaza S. A. De pie, al otro lado, el secretario de Estado de Defensa aguarda sumiso con más papeles en sus manos.

El ruido del tráfico, aunque apagado, casi no deja que oigamos lo que están hablando los dos gerifaltes. Sin embargo, cuando termina de firmar, escuchamos la voz del ministro que se dirige a su interlocutor:

Bien, ¿alguna cosa más? Hoy llevo una mañana de perros y quiero irme a almorzar cuanto antes.

Sí, señor ministro, tenemos el asunto de Huesca.

¿Qué es lo de Huesca?

El cierre del acuartelamiento Sancho Ramírez. Al parecer, ha causado malestar en algunos sectores de la ciudad.

¿Y por qué lo cerramos?

Lo decidió la Junta de Estado Mayor, señor ministro. Es una decisión que proviene de la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas (CORA) y de la propuesta que elaboró el Ministerio para la racionalización y utilización eficiente de nuestro patrimonio inmobiliario.

¿Y? ¿Qué es lo que pretenden: que sea una ciudad la que decida las cuestiones de defensa? ¿Para qué tenemos a todos esos generales entonces?

Señor ministro, tenemos una carta del alcalde de Huesca pidiéndonos una reunión.

¿De qué partido es ese alcalde? ¿Es nuestro?

No, señor ministro, es del PSOE. Además, gobierna con Cambiar Huesca y ASP.

¿Y quiénes son esos?

Los rojos, señor.

Acabáramos. ¿Y qué le hemos respondido a ese alcalde?

Nada, aún no le hemos contestado. Ni nosotros ni el Presidente del Gobierno. Tan solo la vicepresidenta dijo algo en una rueda de prensa después del Consejo de Ministros, pero nada comprometedor; ya sabe, balones fuera.

Ya veo. ¿Y qué hacen los nuestros?

Nuestro hombre allí, Gerardo Oliván, está tratando de distraer la atención. Ahora se le ha ocurrido que el Pleno tiene que hacer una tercera declaración institucional…

¿Ya han hecho dos declaraciones? Madre mía, ¡qué gente!

… porque dice que la ciudadanía quiere saber lo que opinan Cambiar Huesca y ASP sobre el tema.

¿Y qué más da? Si la decisión ya la tenemos tomada…

Sí, señor ministro, pero así parece que la culpa de que NOSOTROS cerremos el cuartel es de ELLOS.

¡Magnífico! Una gran idea. Me gusta ese Oliván, llegará lejos.

Señor, puede haber un problema: hay una plataforma de familiares de los militares afectados por el cierre del cuartel.

¿Pero qué les pasa? Cuando eres militar sabes que te pueden destinar donde se te ordene. Va con el puesto. ¿Qué quieren esos?

De momento nada. Se han tragado el anzuelo y la portavoz está más preocupada por saber qué opina Cambiar y ASP que en pedirnos explicaciones a nosotros.

¿De verdad me lo dice? Claro que seguro que la portavoz es de los nuestros…

En absoluto. De hecho, parece ser que es de una formación nacionalista.

¡Madre mía! Ese hombre es un genio. Por cierto, después de todo este barambán, ¿cómo nos fue en las elecciones generales? Supongo que mal…

No, señor ministro, ganamos con el 32% de los votos siendo nuestra candidata la que era alcaldesa cuando se anunció la decisión del cierre.

¿En serio? Entonces, ¿de qué nos preocupamos? Vamos, señor secretario de Estado, hoy le invito yo al café, jajajaja.

Pues eso, imagínense la escena y piensen en ello.

 
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