Economía y negocios

Juan Rosell considera que el cambio en el Impuesto de Sociedades es un desprestigio absoluto de la marca España

El presidente de CEOE, Juan Rosell, ha dicho que la última reforma realizada por el Gobierno en el impuesto de sociedades, que eleva la fiscalidad sobre las grandes empresas, es un «desprestigio absoluto para la Marca España». En un desayuno informativo organizado por Europa Press en Madrid, Rosell sugería que esta reforma podría perjudicar la implantación de empresas extranjeras en España. Rosell insistía en que la reforma de Sociedades se hizo «mal y en el último momento», para contentar a la Comisión Europea. El responsable de la patronal se preguntaba qué se puede decir ahora a los de fuera, cuando vienen a España y ven lo que se está haciendo.

Juan Rosell subrayaba que cuando la seguridad jurídica es una de las principales circunstancias que miran los empresarios españoles para interesarse por invertir en otros países, el Gobierno español no debería cambiar las reglas del juego a mitad del partido o, incluso, cerca del final del mismo.

En su intervención, el presidente de CEOE daba una visión global del año 2016 y se refería a lo que puede deparar 2017 y siguientes, diciendo que en un futuro muy cercano hay que abordar temas tan cruciales como el cambio energético, el envejecimiento, la necesidad de reformas o el problema de las desigualdades. Para ello, decía que la clave es abrir los debates y ponerlos encima de la mesa y que en la época de los Big Data y de la realidad de los números, hay que dejar de lado los eslóganes de fin de semana o las simplezas y abrir debates sin etiquetas ideológicas. Indicó que en el caso español es necesaria una nueva Agenda en materia política, económica y social.

Hacía hincapié en que aún hay tres grandes problemas en la economía española: déficit, endeudamiento y, por encima de todo, paro, a pesar de que España está en una nueva situación económica, distinta a la de la crisis y con posibilidades de recuperar las mejores etapas del PIB, en 1 o 2 años y el empleo en 2 o 3.

Al hablar del Gasto Público, abogaba por una reforma de la Administración en lugar de que se reduzca el gasto a través de reducir la inversión. Pedía que impere una gestión mejor y la evaluación constante y que existan menos leyes (decía que hay más de un millón de páginas en los boletines oficiales) pero que sean mejores, más pensadas, entendibles y no interpretables.

Con respecto a los incrementos salariales manifestaba que deben ir en línea con los aumentos medios de los que se están firmando, es decir, el 1,1 o el 1,2%, que es la realidad, y que las empresas que puedan permitírselo puedan subir algo más. Recordaba que sin embargo, el 42% de las empresas españolas están en pérdidas y que se deben poner sobre la mesa, y tratar con los sindicatos, un conjunto de temas laborales muy importantes para empresas y trabajadores.

Recalcaba la importancia de la Negociación Colectiva que, entendida como hasta ahora, está llegando a un final de camino que hace necesarios cambios. Entre ellos formar a los negociadores y plantearse cómo se hace frente a los gastos que esa negociación genera.

Por último señalaba que se debe priorizar a la hora de acercarse a las cuestiones fundamentales, destacando en un primer grupo la educación, el talento y la innovación; en el segundo grupo estaría la tecnología y en el tercero la ambición por crear y salir adelante. En este ámbito decía que se debe confiar en las empresas que son, en definitiva, las que pueden generar el crecimiento y combatir el paro.

 
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