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Sobre la Huelga de la Educación del 9 de Marzo

Francisco Torralba . Plataforma en Defensa de Escuela Pública

Me dirijo con esta carta a los compañeros y compañeras, trabajadores de la enseñanza pública. Más allá de la habitual guerra de cifras en estos casos, convendremos que la huelga del pasado día 9 no tuvo el éxito de otras veces, sobre todo en el seguimiento realizado por los docentes.

Soy docente y padre a la vez por lo que estaba convocado a la huelga desde los dos ámbitos. Participé en la huelga y lo hubiera hecho dos veces si hubiera podido porque no sólo están en juego mis condiciones laborales sino algo mucho más importante: la educación pública y los recursos necesarios para que nuestros hijos dispongan de una educación de calidad. No me extenderé en toda la lista de reivindicaciones por todos conocidas.

Me interesa más incidir y buscar las razones por las que una huelga de este tipo no ha sido masiva entre el profesorado como lo ha sido entre los estudiantes o incluso, como en este caso, entre los padres. Quede claro antes de nada, que ejercí mi derecho a la huelga y respeto por supuesto a quien ejerció su derecho al trabajo.

¿Qué se escucha en los Centros al respecto? “La huelga no sirve para nada”, “le estamos dando el dinero al gobierno”, “llevamos muchas huelgas”, “los sindicatos no hacen nada”, etc.

Contestaría que la huelga no sirve para nada si no se hace o si tiene muy poca incidencia. Todos sabemos que la calle tiene mucha fuerza y además de los porcentajes, la movilización y la presencia de los huelguistas en las manifestaciones y concentraciones es fundamental. ¿Qué hacéis compañeros y compañeras en los centros escolares sin hacer huelga y sin trabajar ya que el alumnado mayoritariamente no ha ido a clase?

Contestaría que el salario del día de huelga que supuestamente le damos al gobierno, ahí se quedará, simplemente no saldrá de los presupuestos. Me parece algo muy poco importante. Y en cuanto a las necesidades que unos y otros podamos tener, un día de salario no nos sacará de pobres. Y si alguien por las razones que sean, necesita imperiosamente ese dinero, entiendo que no haga la huelga. Pero ¡atención!, la mayoría no somos mileuristas.

Contestaría que es la primera huelga del curso y en una coyuntura que quizás no se ha entendido como gravísima. No sólo la LOMCE sigue en vigor con todo lo que conlleva (nos han vendido o quizás hayamos comprado el asunto de las revalidas como si fuera lo único negativo de esta nefasta ley de educación) sino que el gobierno se permite el lujo de presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional con la intención de saltarse las decisiones del Congreso de los Diputados.

Lo que en definitiva significa que no está en su agenda mejorar las condiciones de la educación en este país. No olvidemos que el Sr. Rajoy ha prometido a Bruselas, en aras de mejorar el déficit, reducir los gastos en educación en 2000 millones hasta “alcanzar” el 3,9 del PIB. Hemos pasado del 4,3 al 4,1 y ahora “llegaremos” al 3,9.

¡Qué maravilla! ¡Y esto no merece una movilización masiva!

Contestaría también que los sindicatos podrían hacer más, desde luego pero la huelga no la hacen los sindicatos, la hacemos los trabajadores y las trabajadoras.

Queridos compañeros y compañeras, trabajadores de la enseñanza pública: la huelga es una herramienta fundamental cuando los poderes públicos arrasan con un derecho tan importante como es la educación y además no se atisban visos de cambio. Pero ha de ser masiva y tener la suficiente repercusión como para estar en las primeras páginas de periódicos y noticiarios de radio y televisión. Y en todos los editoriales, en las tertulias, en Internet, en chats, en blogs y en la prensa extranjera. Para que en Bruselas también se enteren.

 
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