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El Grand Prix de vuelo sin motor de Santa Cilia encara su recta final

La fase española del Soaring Grand Prix, que se está celebrando en el Aeródromo de Santa Cilia, encara su recta final, después de que la prueba de este jueves tuviera que suspenderse ante las tormentas y el exceso de humedad. No obstante, algunos pilotos llegaron a volar, fuera de competición, recorriendo Yesa, Navardún y Castillo Nuevo. Hasta este sábado el Aeródromo de Santa Cilia y el Aeroclub Nimbus son los anfitriones de esta prueba internacional puntuable para el mundial que se celebrará en Chile en enero del próximo año. A partir de las diez de la mañana, las instalaciones de Fly-Pyr abren sus puertas al público para que todo el que lo desee pueda disfrutar de este campeonato, que supone una oportunidad única para conocer el vuelo sin motor y disfrutar de este deporte. Especialmente atractiva puede resultar la última jornada, la correspondiente al sábado, donde se decidirán los vencedores de esta fase del Soaring Grand Prix 2017, una de las pruebas más reconocidas a nivel mundial.

Este jueves, en un primer momento, se programaba un itinerario más corto de lo habitual, aprovechando una ventana de buen tiempo que marcaba la previsión meteorológica, entre Bastarás (Sierra de Guara) y el Aeródromo de Santa Cilia (algo más de 125 kilómetros). Finalmente, sobre las 13.00 horas y con los aparatos colocados en la parrilla, era necesario suspender la salida ante el empeoramiento de las condiciones para volar.

Así, se mantiene la clasificación, con el suizo Fridolin Hauser a la cabeza, y tres españoles entre los cinco primeros puestos del ranking. Hay que recordar que en esta prueba, de carácter internacional, participan once pilotos de siete nacionalidades diferentes, que buscan posicionarse de cara al mundial de Chile de 2018.

Entre los pilotos que están participando en Santa Cilia - todos ellos profesionales y números uno en el ranking del vuelo sin motor- se encuentra Hossin Litim, que vuela en representación del Ejército del Aire Francés (L’Armé de l’air). “Es un honor representar a Francia aquí”, explicaba Litim, quien asegura que Santa Cilia “es un buen lugar para volar y aquí se pueden encontrar gente muy amable”.

Hossin hacía alusión a las características de España y Francia: “Son dos grandes países, que tienen dos regiones completamente diferentes: volar en montaña o volar en llano es totalmente distinto, por lo que no se puede hacer comparación”. Eso sí, destacaba el Pirineo como “un lugar muy importante para volar”, sobre todo la zona sur. Mecánico de cazas, monitor deportivo e instructor, estudia para convertirse en piloto comercial, lleva volando 8 años por todo el mundo y cuenta con 2.000 horas de vuelo. Para él la competición no empezaba con buen pie, debido a unos problemas técnicos; “la organización me ha ayudado a arreglarlos y ahora ya estoy listo”, asegura, esperando sacar el máximo partido a las últimas jornadas del Grand Prix, que pueden ser definitivas.

“En Europa, el vuelo sin motor es parte de la formación de cualquier piloto”, explicaba el director de Fly Pyr, Luis Ferreira. En España, antes, sucedía de la misma manera, “ya que se ha demostrado que es mucho más fácil aprender a pilotar si antes se sabe volar sin motor”. Prueba de ello es el hecho de que hay accidentes de avión que han pasado a la historia porque se han minimizado sus consecuencias gracias a la actuación de un piloto que sabía volar sin motor (por ejemplo, el vuelo de US Airways que amerizó sobre el Río Hudson y cuya hazaña ha dado lugar a una película). En Francia, se mantiene el vuelo sin motor como parte de la instrucción, algo que en España ya no sucede. Ello da una idea de la importancia que tiene el vuelo a vela no sólo como deporte, sino también como una disciplina que mejora y optimiza la formación de pilotos de la aeronáutica comercial.

 
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