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La DPH aprueba el convenio con el CITA, DGA, Graus y Ribagorza para los gastos del Centro de la Trufa

El convenio para el funcionamiento del Centro de Investigación y Experimentación de la Trufa (CIET) con un presupuesto anual de alrededor de 160.000 euros era uno de los asuntos incluidos en el orden del día del Pleno de la Diputación y que se aprobaba por unidamidad.

El CIET de la Diputación de Huesca continúa estudiando nuevas formas de mejorar la producción de los cultivos de trufa, entre ellas destaca por su novedad el análisis de la proporción de micorrizas de cada uno de los dos sexos necesarios para la formación de trufas. El auge del sector trufero en la provincia queda patente en la participación a la convocatoria de ayudas de este año con más de 80 solicitudes.

El Centro de Investigación y Experimentación de la Trufa de la DPH se ha convertido, tras ocho años de vida, en el eje neurálgico del sector trufero y su actividad más reciente aparece centrada en el control de los sustratos que los truficultores incorporan a sus plantaciones y que condicionan el nivel y la calidad de la producción, para lo que principalmente se está analizando si son libres de hongos y, si no es así, de qué tipo son. Uno de los asuntos del próximo pleno es el convenio colaboración para el funcionamiento del CIET que tiene la Diputación el Gobierno de Aragón, a través del CITA, el Ayuntamiento de Graus y la Comarca de la Ribagorza con un gasto anual de 163.726 euros.

Los técnicos e investigadores del CIET trabajan a diario en lo complejo de la producción trufera y en este momento también estudian principalmente los efectos sobre la micorrización de los herbicidas que se emplean en las plantaciones. Al mismo tiempo, prosiguen investigaciones de largo recorrido, como la que gira alrededor del sistema molecular de la planta una vez ha sido micorrizada, realizando bioensayos que ayuden a esclarecer el comportamiento de la planta durante el proceso.

De ese estudio han ido surgiendo datos novedosos y muy interesantes, el último de ellos es la proporción de micorrizas de cada uno de los dos sexos necesarios para que se forme el hongo, hasta hace poco tiempo no se sabía acerca de la necesidad de la existencia de ambos sexos para que se formen las trufas.

El auge del sector en la provincia, con 1.500 hectáreas de terreno dedicadas a su cultivo, queda patente en la participación a la convocatoria de ayudas de este año que ha recibido más de 80 solicitudes, 29 encaminadas a la mejora de las plantaciones, y 51 a nuevos proyectos. En periodo de valoración, la resolución se hará pública a finales del próximo mes de julio.

Además de atender a la composición de la planta, este centro ubicado en el municipio de Graus mantiene la permanente preocupación por el comportamiento de la planta en funciónde un conjunto de variables como son el riego, la poda, la flora acompañante o los aportes de esporas de trufas mediante pozos, que varían en las distintas plantaciones y cuyo entendimiento es vital para mejorar la producción. Para poder analizar estos escenarios, el Centro de truficultura cuenta con una parcela experimental propia, pero también ahora se trabaha con una red de parcelas colaboradoras que truficultores han facilitado para profundizar en la investigación de las condiciones óptimas de cultivo.

 
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