Cultura y sociedad

Estío Vivo cierra el verano con más de 10.000 espectadores

Estío Vivo se despedía por quinto año consecutivo con un espectáculo de circo en Gurrea de Gállego que ponía el broche final a un programa con el que el festival se ha afianzado como el aliado perfecto para las calurosas jornadas de verano en las pequeñas poblaciones altoaragonesas. En total treinta y nueve actuaciones se han puesto en escena en una veintena de estas localidades.

Los más de 10.000 asistentes que a lo largo de estos dos meses han llenado las plazas, calles y espacios públicos de los municipios participantes no hacen sino confirmar este positivo balance. Estío Vivo es un festival con un concepto diferente de la puesta en escena, que busca acercar espectáculos de calidad de compañías locales a territorios con menor acceso a la cultura.

La vicepresidenta de la Diputación Provincial, Elisa Sancho apunta también la importancia para la “economía cultural” que tiene este festival, ”con producciones y formaciones de aquí que asumen la difícil tarea de crear una programación para todos los públicos” porque, como relata, “el entorno cercano hace que no solo se va a presenciar la obra sino que además la gente aprovecha para conversar con los creadores una vez se bajan del escenario”.

Son los resultados de una idea que surge en 2013 de dos de las compañías más destacadas y con mayor proyección internacional de la provincia como son Producciones Viridiana y Titiriteros de Binéfar, quienes plantearon a la Diputación Provincial algo nuevo y a la vez tan antiguo: un festival de verano para sentarse a la fresca y escuchar historias, esas que encuentran en cualquier lugar y con las que han recorrido el mundo. Estío Vivo es teatro, títeres, pasacalles, circo, música, humor, juegos y talleres, pero como su propio nombre indica está abierto a la participación de todos como ese teatro en la plaza que en realidad no ha cesado en los últimos veinte siglos.

La clave del éxito tiene dos pilares, una programación variada y dinámica, y un concepto de arte que recupera una puesta en escena olvidada pero muy necesaria: la de devolver a la plaza de los pueblos el estatus de escenario. Jesús Arbués, director de Viridiana y uno de los fundadores habla de que “Estío vivo se está consolidando como una referencia de cómo hacer las cosas, entendiendo el teatro de una forma viva. Aquí el pueblo recibe a la compañía, los acompaña, un poco en el espíritu de la barraca de Lorca que todavía pervive.

El festival es ya toda una institución entre las actividades culturales que llenan la agenda estival, pero su espíritu va mucho más allá y su simbiosis con el medio rural es hoy indiscutible y es que de acuerdo a los alcaldes y vecinos que han asistido a los espectáculos, “ya nadie imagina el verano sin Estío Vivo”.

 
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