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Que 20 años no es nada

Javier Monsón

Este año se cumplen 20 de la celebración por la colocación del monumento a Don Bosco que preside la entrada del Colegio Salesiano de Huesca. El monolito, que parece haber estado ahí toda la vida, se descubrió el sábado 31 de enero de 1998 en un solemne acto que congregó a las máximas autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad y la provincia de Huesca, así como a toda la familia salesiana, grupo de tambores incluido que hizo los honores interpretando el Himno a Don Bosco. La noticia fue portada del Diario del Altoaragón.

Culminó esta iniciativa una Junta Directiva encabezada por un presidente formidable que, sin duda, marcó una época de esplendor en la Asociación de Antiguos Alumnos: Carlos Luna. Fueron años de muchas actividades relanzando algunas de las más importantes (La Pasión, Cofradía del Santo Cáliz, Fiesta de la Unión), de crecimiento exponencial en el número de socios y de mucho movimiento de miembros de la Junta y voluntarios. En un viaje a un Consejo Regional a Barcelona (1996), viendo una escultura de Joan Puigdollers, se decidió plantear este impresionante reto, que ya venía planeando en las mentes de los responsables de la asociación hacía tiempo, y contactar con este afamado artista (una escultura de Don Bosco esculpida por él se halla en la Sagrada Familia de Barcelona) para hacerlo realidad en Huesca.

No fue un camino fácil. Hubo que organizar muchos eventos: rifas, verbenas, funciones teatrales, conciertos, exposiciones… al estilo de las colectas en las fiestas de los barrios, se promovió una cuestación popular casa por casa que fue clave para que el proyecto cristalizase. En gran parte, fue la ciudadanía oscense con su excelente respuesta a cada una de las propuestas de la asociación quien hizo posible que el monumento se pudiese sufragar.

La base sobre la que habría de reposar la escultura fue diseñada por Eduardo Cuello. Una obra sencilla e inteligente, no exenta de belleza, que acompaña perfectamente a unas figuras de formas rectilíneas que transmiten toda la fuerza del mensaje de Don Bosco para con los jóvenes, a quienes dedicó su vida por entero. La posición de las figuras no es casual: los brazos de Don Bosco y las figuras de los niños forman el anagrama de María Auxiliadora, una M y una A entrelazadas.

Especialmente emocionante fue la llegada de la escultura desde Barcelona y su colocación en las horas previas a la inauguración. Nerviosismo e ilusión entre los integrantes de la Junta y de la Casa. Todo salió a la perfección. El momento de la colocación se inmortalizó con cámara fotográfica y el acto de inauguración con cámara de video (un video que sabemos aún se conserva), pues a pesar de lo que parezca porque no hace tanto tiempo, los ordenadores y teléfonos móviles estaban aún en un momento muy incipiente.

Hoy en día, el monumento no sólo es una parte más de la Casa Salesiana. Cada 9 de agosto, las Fiestas de San Lorenzo se abren con la colocación de la pañoleta verde a Don Bosco en una cita, “el 9 a las 9”, que sirve de reencuentro y de antesala a la celebración laurentina.

El monumento, como aseguró en la inauguración Josan Montull, Director de la Casa Salesiana de Huesca, “no es una mole pétrea tallada: es un signo de hijos agradecidos al amor del padre y de hacer posible lo imposible”. No cabe duda de que Huesca guarda en su corazón una gratitud especial a Don Bosco y a los Salesianos.

Feliz Fiesta de Don Bosco

 
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