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San Salvador, el único embalse del pacto del agua en funcionamiento

Tres son las obras fundamentales que recogía el pacto del agua en la provincia de Huesca y en su entorno más inmediato.

La más importante, Yesa que, aunque la presa se ubica en Navarra, el recrecimiento del embalse inundará pueblos de la provincia de Zaragoza, pero que pertenecen a la comarca de la Jacetania. El objetivo es doblar la capacidad del citado embalse para regar las Bardenas, en las Cinco Villas, y campos navarros, aguas abajo. También las obras permitirán que Zaragoza capital cuente con más agua de boca.

Sin embargo, la oposición en las poblaciones afectadas por el embalse ha llevado a éstas a establecer una dura lucha sustentada en la falta de seguridad de la presa.

De hecho, solo hay que recordar que los corrimientos de una de las laderas en la que se apoya uno de los estribos de la presa, obligó a expropiar toda una urbanización de chalets.

Incluso el Gobierno de Navarra ha mostrado su rechazo al proyecto ya que, ante una posible rotura de la presa, Sangüesa sería la población más afectada.

A estas alturas, el cuerpo de la presa está a punto de ser finalizado, pero el premio Goldman y profesor de la Universidad de Zaragoza, Pedro Arrojo, asegura que el embalse nunca se llenará porque la presa cedería.

El segundo gran embalse que preveía el Pacto del Agua en la provincia de Huesca y su entorno era Santaliestra. La judicialización del proyecto llevó a aparcarlo y apostar por la construcción de San Salvador, regulación que ya está en funcionamiento en el sistema del Canal de Aragón y Cataluña.

No así el pantano de Biscarrués, que fue reducido en capacidad para evitar la inundación de la población de Erés. De 195 pasó a 35 hectómetros cúbicos. Sin embargo, una inadecuada tramitación en la Declaración de Impacto Ambiental permitió a cinco organizaciones ecologistas llevar el proyecto a la Audiencia Nacional, fallando esta a favor de los opositores a la obra.

Esta circunstancia, y las dudas que genera su viabilidad, ha llevado a que en la actualidad se oigan voces discordantes, incluso entre los propios regantes, y en partidos que en otro momento apoyaron sin fisuras la construcción del embalse.

Otra cosa es el pantano de Almudévar, cuyas trabajos previos para su construcción comenzaron hace unos meses.

Esta regulación, fuera del cauce del Gállego, podría suponer más agua para Riegos del Altoaragón, si finalmente se logra construir, porque sobre él pesa un recurso de Ecologistas en Acción admitido a trámite por la Audiencia Nacional.

Además, la falta de un compromiso de que un día haya una restitución en el territorio que palie la inundación del mismo llevaba recientemente al Ayuntamiento de Almudévar, un pueblo de regantes, a plantear un recurso.

En la actualidad, algunos muñidores del Pacto del Agua, como el presidente de la DPH, Miguel Gracia, creen que lo proyectado en su día debe ser revisado con el objetico de llegar a acuerdos y establecer prioridades.

 

Sin embargo, Riegos del Altoaragón no quiere ni oír hablar de volver a revisar el pacto, a pesar de que en la actualidad, la realidad social, económica y política de la comunidad autónoma es distinta a la de hace veinte años.

 
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