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El glaciar de la Maladeta ha perdido el 60% de su superficie desde 1991

A pesar de continuar la regresión, la pérdida de masa glaciar en el año hidrológico 2019/20, ha estado por debajo de la media

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha dado a conocer los datos resultantes de la última campaña de medición de la masa y movimiento del hielo en el glaciar de la Maladeta que se vienen realizando desde hace 29 años para observar las variaciones de este glaciar pirenaico y que han permitido constatar que, desde 1991, la superficie del mismo ha disminuido un 60% pasando de las 50 a las 20 hectáreas. A pesar de seguir descendiendo, el año hidrológico 2019/2020, ha estado por debajo de la media de pérdida de masa glaciar.

El balance de masa indica una pérdida en este ejercicio de 212 milímetros de agua equivalente. El hielo glaciar se ha reducido 24 centímetros de espesor medio llegando a casi 3 metros en el frente del glaciar. El espesor medio perdido desde el año 1992 es de 23 metros, mientras que en el frente del glaciar, la pérdida de espesor alcanza los 50 metros desde 1992.

Por su parte, las balizas instaladas en el hielo glaciar han avanzado una media de 2,66 metros y han perdido una media de 0,92 metros de espesor respecto a 2019. La superficie ha disminuido en 0,28 hectáreas respecto a 2019, quedando una superficie glaciar de 20 hectáreas frente a las 50 medidas en 1991. El frente del glaciar ha retrocedido unos 350m en los últimos 29 años.

La acumulación medida en el año hidrológico 2019-2020 es de 2.383 milímetros de de agua equivalente, lo que se corresponde con el 10º mejor año de los 29. Ese dato se corresponde con espesores de nieve medidos sobre el hielo glaciar comprendidos entre 330 a 500 centímetros. Respecto a ablación, se ha detectado una pérdida de 2.596 milímetros de agua equivalente, que se corresponde con el 13º mejor año de los medidos.

Además de los datos concretos, las campañas anuales permiten sacar conclusiones generales como que, en la masa del glaciar, tiene mayor incidencia la ablación (la pérdida de hielo y nieve) que la acumulación nival. Y también que esa ablación, no tiene relación únicamente con las temperaturas, sino que depende también del número de días con precipitación directa. El hecho de que este verano se haya registrado más precipitación de la habitual ha reducido la pérdida de hielo por debajo de la media.

Trabajos de campo

Anualmente se realizan dos campañas de medición. La primera dedicada a la acumulación invernal, midiendo espesores nivales, que en esta ocasión se realizó el 8 de junio, y la segunda dedicada al estudio de la ablación y de balance de la masa, que se desarrolló el 30 de septiembre.

El balance anual de masa expresa la variación sufrida por el volumen de hielo de un glaciar a lo largo de un periodo hidrológico anual. Para ello se mide la superficie inicial al comienzo del periodo invernal, el perfil de máxima acumulación nival y el perfil final tras el periodo de ablación (fusión nival y hielo).

Si no se funde toda la nieve acumulada en invierno y por tanto, el perfil final se sitúa intermedio entre el inicial y el máximo, el balance es positivo y se da ganancia de masa. Por el contrario, si desaparece toda la nieve invernal e incluso funde parte del hielo glaciar, hay pérdida de masa preexistente. El balance es nulo cuando el valor de la fusión equivale al de la acumulación.

En el estudio del glaciar de La Maladeta se ha utilizado un método que se apoya en los datos obtenidos a partir de una red de balizas instaladas en el hielo a distintas altitudes, así como de medidas topográficas sobre la superficie. Las medidas de acumulación (junio) se apoyan en sondeos en la capa de nieve con extracción continua de testigo y "pesada" directa, usándose altímetros o GPS para posicionarlas lo más cerca posible de las balizas que en esa época no suelen ser visibles. Las medidas de ablación (septiembre) se realizan directamente sobre las balizas y con topografía de la superficie glaciar.

Para completar la información de este estudio se ha utilizado el modelo hidrometeorológico ASTER.

La CHE estudia así la evolución y la relación con el factor nieve y el cambio climático y los datos obtenidos se incorporan a la base de datos mundial (actualizada anualmente) del World Glacier Monitoring System (WGMS).

 
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